El Salmo 84 es una hermosa canción de alabanza y anhelo por la presencia de Dios en el templo. El salmista expresa su anhelo por los atrios del Señor y su deseo de habitar allí. A través de metáforas y descripciones poéticas, el salmista muestra su profundo anhelo de estar cerca de Dios y experimentar Su gloria y protección.
El anhelo por la presencia de Dios
El salmo comienza exaltando la belleza del templo y la alegría de aquellos que pueden habitar allí. El salmista expresa su anhelo por estar en la presencia de Dios y describe la felicidad y fortaleza que encuentra en Él. El salmista muestra que Dios es el sol y el escudo de su vida, y que solo en Su presencia encuentra plenitud y satisfacción.
La bendición de habitar en la casa de Dios
El salmista también destaca la bendición que es habitar en la casa de Dios y estar en comunión con Él. A través de la canción, el salmista muestra su confianza en Dios y su deseo de seguir sus caminos. Reconoce que aquellos que confían en Dios son bendecidos y que Él no negará ningún bien a quienes caminan en integridad.
Confianza y bendición en la presencia de Dios
El Salmo 84 es una expresión de anhelo y alabanza por la presencia de Dios en el templo. El salmista muestra su deseo de habitar en la casa de Dios y experimentar Su gloria y protección. A través de la canción, el salmista nos anima a confiar en Dios y seguir sus caminos, reconociendo que solo en Su presencia encontramos plenitud y bendición.
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¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos! Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová; mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo. Aun el gorrión halla casa, y la golondrina nido para sí, donde ponga sus polluelos, cerca de tus altares, oh Jehová de los ejércitos, Rey mío y Dios mío. Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán. Bienaventurado el hombre que tiene en ti sus fuerzas, en cuyo corazón están tus caminos. Atravesando el valle de lágrimas lo cambian en fuente, cuando la lluvia llena los estanques. Irán de poder en poder; verán a Dios en Sion. Jehová Dios de los ejércitos, oye mi oración; escucha, oh Dios de Jacob. Mira, oh Dios, escudo nuestro, y pon los ojos en el rostro de tu ungido. Porque mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. Escogería antes estar a la puerta de la casa de mi Dios, que habitar en las moradas de maldad. Porque sol y escudo es Jehová Dios; gracia y gloria dará Jehová. No quitará el bien a los que andan en integridad. Jehová de los ejércitos, bienaventurado el hombre que en ti confía. |