Salmo 56 y su interpretación

 

Interpretación del Salmo 56

El Salmo 56 es una oración de confianza en Dios en medio de la adversidad. El salmista se encuentra en una situación de peligro y persecución, pero confía en que Dios lo protegerá y lo librará de sus enemigos. El salmo nos enseña la importancia de confiar en Dios en todo momento, incluso cuando nos enfrentamos a circunstancias difíciles.

En este salmo, el salmista expresa su confianza en Dios a pesar de las circunstancias adversas que está enfrentando. A lo largo del salmo, el salmista clama a Dios pidiendo su protección y ayuda. Reconoce que solo en Dios puede encontrar refugio y fortaleza. En el versículo 3, el salmista dice: «En el día que temo, yo en ti confío«. Esta frase resalta la confianza absoluta que el salmista deposita en Dios, incluso en medio de sus miedos y preocupaciones.

El salmista también reconoce que Dios es su refugio y que Él está atento a sus necesidades. En el versículo 8, el salmista dice: «Tú has contado mis tristezas; pon mis lágrimas en tu redoma; ¿no están ellas en tu libro?«. Estas palabras transmiten la confianza del salmista en que Dios conoce su dolor y está dispuesto a consolarlo. El salmista se acerca a Dios con sinceridad y humildad, sabiendo que solo en Él puede encontrar consuelo y esperanza.

Además, el salmo nos anima a alabar a Dios por su fidelidad y misericordia. A pesar de las dificultades que enfrentamos, el salmo nos recuerda que Dios está siempre presente y dispuesto a ayudarnos. En el versículo 10, el salmista dice: «En Dios alabaré su palabra; en Jehová alabaré su palabra«. Estas palabras nos invitan a poner nuestra confianza en Dios y a alabarle por su amor y fidelidad inagotables.

El Salmo 56 nos muestra la importancia de confiar en Dios y buscar refugio en Él en medio de las pruebas y dificultades de la vida. Nos enseña que a pesar de las circunstancias adversas, podemos confiar en que Dios está a nuestro lado y nos protegerá. Este salmo nos anima a acercarnos a Dios con sinceridad y humildad, reconociendo su poder y amor inagotables. Así como el salmista confió en Dios en medio de la adversidad, también podemos depositar nuestra confianza en Él y encontrar en Él nuestro refugio y fortaleza.

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Salmo Católico Completo (Salmo 56) para Leer e Imprimir

Ten misericordia de mí, oh Dios, porque me devoraría el hombre; Me oprime combatiéndome cada día.

Todo el día mis enemigos me pisotean; Porque muchos son los que pelean contra mí con soberbia.

En el día que temo, Yo en ti confío.

En Dios alabaré su palabra; En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre?

Todo el día pervierten mis palabras; Contra mí todos sus pensamientos son para mal.

Se reúnen, se esconden, Miran atentamente mis pasos, Como quienes acechan a mi alma.

Por tanto, ¿cómo escaparán? ¿Inocentes serán? En nada, oh Dios, los derribarás; En el abismo de la muerte los sepultarás. Porque no hay en ellos fruto, Y de sus obras malvadas no quedará nada.

En ti, oh Dios, he confiado; No seré confundido para siempre.

En tu justicia líbrame y rescátame; Inclina tu oído hacia mí, y sálvame.

Sé para mí una roca de refugio, Adonde recurra yo continuamente. Tú has dado mandamiento para salvarme, Porque tú eres mi roca y mi fortaleza.

Dios mío, líbrame de la mano del impío, De la mano del perverso y violento.

Porque tú eres mi esperanza, oh Señor Jehová; En ti he confiado desde mi juventud.

En ti he sido sustentado desde el vientre; De las entrañas de mi madre tú fuiste el que me sacó; De ti será siempre mi alabanza.

Como prodigio he sido a muchos, Y tú mi refugio fuerte.

Sea llena mi boca de tu alabanza, De tu gloria todo el día.

No me deseches en el tiempo de la vejez; Cuando mi fuerza se acabare, no me desampares.

Porque han dicho mis enemigos de mí, Y los que me acechaban tomaron consejo juntos,

Diciendo: Dios lo ha desamparado; Perseguidle y tomadle, porque no hay quien le libre.

Dios mío, no te alejes de mí; Dios mío, acude pronto en mi socorro.

Sean avergonzados y perezcan los que atentan contra mi vida; Sean cubiertos de vergüenza y de confusión los que mi mal buscan.

Mas yo esperaré siempre, Y te alabaré más y más.

Mi boca publicará tu justicia Y tus hechos de salvación todo el día, Aunque no sé su número.

Vendré a los hechos poderosos de Jehová el Señor; Haré memoria de tu justicia, de la tuya sola.

Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, Y hasta ahora he manifestado tus maravillas.

Y aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, Hasta que anuncie tu poder a la posteridad, Y tu potencia a todos los que han de venir.

Tu justicia, oh Dios, hasta lo excelso; Tú que has hecho grandes cosas, ¿Quién como tú, oh Dios?

Tú que me has hecho ver muchas angustias y males, Volverás a darme vida, Y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.

Aumentarás mi grandeza, Y volverás a consolarme.

Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio, Oh Dios mío; tu verdad cantaré a ti en el arpa, Oh Santo de Israel.

Mis labios se alegrarán cuando cante a ti, Y mi alma, la cual redimiste.

También mi lengua hablará de tu justicia todo el día; Por cuanto han sido avergonzados, porque han sido confundidos los que mi mal buscaban.

 

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