Salmo 71 y su interpretación


El Salmo 71 es un poema que expresa la confianza en Dios ante las dificultades y la esperanza en su protección y salvación. El salmista reconoce la grandeza y fidelidad de Dios, y le pide que lo libere de sus enemigos y lo sostenga en su vejez.

En medio de las pruebas y tribulaciones, el salmista se aferra a la certeza de que Dios está a su lado y lo sostendrá en todo momento. Aunque enfrenta dificultades, no deja de reconocer el poder y la misericordia de Dios en su vida. Podríamos por tanto clasificarlo dentro de los que se conocen como salmos de esperanza, aunque quizás sea más acertado clasificarlo como salmo de protección. Pues en cierto modo este salmo, no deja de ser una oración de protección.

Confianza en Dios

En el Salmo 71 encontramos un llamado a confiar en Dios en todo momento. El salmista entiende que la única fuente de esperanza y fortaleza verdadera está en el Señor. En lugar de confiar en sus propias fuerzas o en la ayuda humana, el salmista se dirige a Dios como su refugio y protector.

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Esta confianza en Dios es un recordatorio para nosotros de que, incluso en medio de las dificultades, podemos encontrar consuelo y seguridad en la presencia de nuestro Creador. Él es quien nos sostiene y nos guía en cada paso del camino. Esto se puede observar y leer en otros salmos católicos.

La grandeza y fidelidad de Dios

El salmista también reconoce la grandeza y fidelidad de Dios en su vida. A lo largo del salmo, el salmista alaba a Dios por su poder y por ser su roca y su fortaleza.

Dios es aquel que nunca nos abandona y cumple sus promesas. En medio de las dificultades, podemos tener la seguridad de que Él nos acompañará y nos sostendrá. Podemos confiar en su fidelidad y en su amor inagotable.

Un llamado a la protección y salvación

En el Salmo 71, el salmista clama a Dios pidiendo protección y salvación de sus enemigos. Reconoce su vulnerabilidad y su necesidad de la intervención divina.

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Nos enseña que, aunque enfrentemos pruebas y adversidades, podemos encontrar fortaleza y consuelo en la presencia de Dios. Él es nuestro refugio y protector, y podemos depositar nuestra confianza en Él en todas las circunstancias de la vida.

El Salmo 71 nos invita a confiar en Dios en medio de las dificultades y a recordar su poder y misericordia. Nos recuerda que podemos encontrar refugio y protección en Él, y que su fidelidad nunca falla. A través de este salmo, somos llamados a depositar nuestra confianza en Dios y a buscar en Él nuestra fortaleza y salvación.

Salmo Católico Completo (Salmo 71) para Leer e Imprimir

En ti, oh Jehová, me he refugiado;
No sea yo avergonzado jamás.
En tu justicia rescátame, y líbrame;
Inclina tu oído hacia mí, y sálvame.
Sé tú mi roca fuerte,
Para lo cual siempre recurro.
Tú has dado mandamiento para salvarme,
Porque tú eres mi roca y mi fortaleza.
Dios mío, líbrame de la mano del impío,
De la mano del perverso y cruel.
Porque tú eres mi esperanza, oh Señor Jehová;
Mi confianza desde mi juventud.
En ti he sido sustentado desde el vientre;
De las entrañas de mi madre tú fuiste mi Dios.
No te alejes de mí, porque la angustia está cerca;
Porque no hay quien ayude.
Se han juntado contra mí los que me persiguen,
Y han tomado consejo para quitarme la vida.
Mas yo esperaré siempre,
Y te alabaré más y más.
Mi boca publicará tu justicia
Y tus hechos de salvación todo el día,
Aunque no sé su número.
Vendré a los hechos poderosos de Jehová el Señor;
Haré memoria de tu justicia, de la tuya sola.
Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud,
Y hasta ahora he manifestado tus maravillas.
Y aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares,
Hasta que anuncie tu poder a la posteridad,
Y tu potencia a todos los que han de venir.
Tu justicia, oh Dios, hasta lo alto alcanza;
Tú que has hecho grandes cosas,
Oh Dios, ¿quién como tú?
Tú, que me has hecho ver muchas angustias y males,
Volverás a darme vida,
Y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.
Aumentarás mi grandeza,
Y volverás a consolarme.
Asimismo yo te alabaré con instrumento de salterio,
Oh Dios mío; tu verdad cantaré a ti en el arpa,
Oh Santo de Israel.
Mis labios se alegrarán cuando cante a ti,
Y mi alma, la cual redimiste.
También mi lengua hablará de tu justicia todo el día;
Por cuanto han sido avergonzados, porque han sido confundidos los que mi mal buscaban.

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