Salmo 60 y su significado

 

Interpretación del Salmo 60

El Salmo 60 se titula «Oración por la restauración y protección de Israel» y fue escrito por David. En este salmo, David clama a Dios en medio de la batalla, reconociendo su dependencia de Él y pidiendo su ayuda y protección.

En los primeros versículos, David expresa su angustia y desesperación ante la situación adversa que enfrenta. Reconoce que solo Dios puede salvarlo y le ruega que escuche su clamor. David confía en que Dios responderá a su oración y le dará la victoria sobre sus enemigos.

En la segunda parte del salmo, David recuerda las promesas de Dios hacia su pueblo y le pide que cumpla su palabra. Confía en que Dios restaurará y fortalecerá a Israel, derrotando a sus enemigos y demostrando su fidelidad.

El salmo concluye con un canto de confianza y alabanza a Dios. David reconoce que es en Dios donde encuentra refugio y fortaleza, y declara su disposición a seguir confiando en Él. Aunque la batalla sea difícil, David confía en que Dios lo sostendrá y lo llevará a la victoria.

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El Salmo 60 nos enseña la importancia de confiar en Dios en medio de las dificultades y de recordar sus promesas. Nos anima a acudir a Él en oración, reconociendo nuestra dependencia de su ayuda y seguridad en su fidelidad.

 

Salmo Católico Completo (Salmo 60) para Leer e Imprimir

Oh Dios, tú nos has rechazado, nos has quebrantado;
Te has airado; ¡vuélvete a nosotros!
Has hecho temblar la tierra, la has hendido;
Sana sus roturas, porque titubea.
Has hecho ver a tu pueblo cosas duras;
Nos hiciste beber vino de aturdimiento.
Pero has dado bandera a los que te temen,
Para que huyan del arco en el día de la batalla.
Para que sean librados tus amados,
Salva con tu diestra, y óyeme.
Dios ha hablado en su santuario:
Me alegraré, repartiré a Siquem,
Y mediré el valle de Sucot.
Mío es Galaad, y mío es Manasés;
Efraín es la fortaleza de mi cabeza;
Judá es mi legislador.
Moab es mi lavabo;
Sobre Edom echaré mi calzado;
Filistea, ¡aclama por mí!
¿Quién me llevará a la ciudad fortificada?
¿Quién me guiará hasta Edom?
¿No serás tú, oh Dios, que nos habías desechado,
Y no salías, oh Dios, con nuestros ejércitos?
Danos socorro contra el adversario,
Porque vana es la ayuda del hombre.
En Dios haremos proezas,
Y él hollará a nuestros enemigos.
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