Interpretación del Salmo 140
El Salmo 140 es una oración de súplica y protección contra los enemigos. En este salmo, el salmista clama a Dios para que lo proteja de aquellos que intentan hacerle daño y lo rodean con malicia.
El salmista comienza reconociendo a Dios como su Señor y su fortaleza, confiando en su poder para librarlo de sus enemigos. Pide a Dios que escuche su clamor y que lo proteja de las trampas y violencia de los malvados.
El salmista describe la maldad de sus enemigos, quienes están llenos de malicia, palabras engañosas y planes perversos. Reconoce la importancia de mantener su confianza en Dios y no caer en las provocaciones de sus enemigos.
En medio de la adversidad, el salmista anhela la justicia divina y confía en que Dios actuará en su favor. Expresa su confianza en que los malvados recibirán el castigo que merecen y que el justo será protegido por Dios.
El Salmo 140 nos enseña la importancia de confiar en Dios en medio de las dificultades y de buscar su protección contra aquellos que nos quieren hacer daño. Nos anima a mantener nuestra fe en Dios y a confiar en su justicia, sabiendo que él nos guardará y nos librará de todo mal.
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Oh Jehová, líbrame del hombre malo; Guárdame de los hombres violentos, Que maquinan males en su corazón; Continuamente se juntan para la guerra. Aguza, oh Dios, sus lenguas; Porque he visto violencia y rencilla en la ciudad. Día y noche hacen rondas por sus muros; En medio de ella hay maldad y vejación. Hay perversidad en su interior; Y la opresión y el engaño no se apartan de sus plazas. Porque no me han dejado en paz, Pero tú, oh Jehová, Dios de misericordia, me has ayudado. Corta la lengua del malvado, Porque se han levantado contra mí falsos testigos, Y con mentira hablan los que me persiguen. Pero yo en ti confío, oh Jehová; Digo: Tú eres mi Dios. Escucha, oh Jehová, la voz de mis ruegos. Oh Jehová, Señor, fortaleza de mi salvación, Tú has cubierto mi cabeza en el día de la batalla. No concedas, oh Jehová, los deseos del malvado; No permitas que lleven a cabo sus planes, Para que no se enorgullezcan. En cuanto a los que me rodean, Que la maldad de sus propios labios los cubra. Caigan sobre ellos brasas vivas; Sean echados en el fuego, En abismos profundos de donde no puedan salir. No se afirmará en la tierra el hombre de lengua perversa; El mal persigue al hombre violento hasta que sea destruido. Sé que Jehová mantendrá la causa del afligido, Y el derecho del necesitado. Ciertamente los justos alabarán tu nombre; Los rectos morarán en tu presencia. |