Salmo 139 – Conoce el salmo y su significado

La maravilla de la intimidad con Dios: El Salmo 139 es un poema de adoración que expresa la profunda relación entre el salmista y Dios. En sus versos, se refleja la reflexión sobre la omnipresencia y omnisciencia de Dios, donde el autor reconoce que Dios conoce todos sus pensamientos y acciones. Este salmo es un recordatorio de la solidez de la conexión entre el ser humano y su Creador.

El salmista se maravilla ante la idea de que Dios le conoce tan íntimamente, afirmando: «Señor, tú me has examinado y me conoces. Sabes cuándo me siento y cuándo me levanto; aun a la distancia me lees el pensamiento» (Salmo 139:1-2). Esta revelación de la presencia y conocimiento divinos inspira asombro y reverencia.

Además, el salmista reconoce su propia singularidad como creación de Dios. Se maravilla ante la forma en que Dios le ha formado y le ha tejido en el vientre materno, reconociendo que Dios le ha conocido desde antes de su nacimiento: «Tú creaste mis entrañas; me formaste en el vientre de mi madre. ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien!» (Salmo 139:13-14).

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El salmo también revela la imposibilidad de escapar de la presencia de Dios. El salmista reconoce que no puede ocultarse de la vista divina, ni huir de su espíritu: «¿A dónde podría alejarme de tu espíritu? ¿A dónde podría huir de tu presencia? Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí» (Salmo 139:7-8).

Una cosa curiosa sobre este salmo es que es considerado un salmo para cumpleaños porque celebra la singularidad y el valor de cada individuo, reconociendo la presencia y el conocimiento íntimo de Dios en la vida de cada persona. Al leer este salmo en un cumpleaños, se puede reflexionar sobre el regalo de la vida, el propósito divino y la necesidad de la guía y protección de Dios en el año venidero.

Dios, nuestro confidente y refugio

El Salmo 139 también nos recuerda que no importa dónde estemos, Dios siempre está con nosotros. No hay lugar donde podamos huir de su presencia. Esto nos brinda consuelo y seguridad, sabiendo que en medio de las dificultades o los momentos de soledad, Dios está ahí. Él es nuestro confidente y refugio, siempre dispuesto a escuchar nuestras oraciones y brindarnos consuelo en tiempos de necesidad.

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Nos invita a reflexionar sobre la maravilla de la intimidad con Dios. Nos desafía a vivir en la realidad de su presencia y conocimiento en nuestras vidas. Nos recuerda que somos amados y conocidos por el Creador del universo, y que no hay lugar donde podamos escondernos de su amor y cuidado constante. Que este salmo sea un recordatorio diario de la grandeza de Dios y de su amor incondicional hacia nosotros.


Salmo Católico Completo (Salmo 139) para Leer e Imprimir

Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.
Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;
Has entendido desde lejos mis pensamientos.
Has escudriñado mi andar y mi reposo,
Y todos mis caminos te son conocidos.
Pues aún no está la palabra en mi lengua,
Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.
Detrás y delante me rodeaste,
Y sobre mí pusiste tu mano.
Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;
Alto es, no lo puedo comprender.
¿A dónde me iré de tu Espíritu?
¿Y a dónde huiré de tu presencia?
Si subiere a los cielos, allí estás tú;
Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.
Si tomare las alas del alba
Y habitare en el extremo del mar,
Aun allí me guiará tu mano,
Y me asirá tu diestra.
Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;
Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.
Aun las tinieblas no encubren de ti,
Y la noche resplandece como el día;
Lo mismo te son las tinieblas que la luz.
Porque tú formaste mis entrañas;
Tú me hiciste en el vientre de mi madre.
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;
Estoy maravillado,
Y mi alma lo sabe muy bien.
No fue encubierto de ti mi cuerpo,
Bien que en oculto fui formado,
Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
Mi embrión vieron tus ojos,
Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas
Que fueron luego formadas,
Sin faltar una de ellas.
¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!
¡Cuán grande es la suma de ellos!
Si los enumero, se multiplican más que la arena;
Despierto, y aún estoy contigo.
Oh Dios, destruirás al impío;
Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.
Porque blasfemias dicen ellos contra ti;
Tus enemigos toman en vano tu nombre.
¿No odio, oh Jehová, a los que te aborrecen,
Y me enardezco contra tus enemigos?
Los aborrezco por completo;
Los tengo por enemigos.
Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón;
Pruébame y conoce mis pensamientos;
Y ve si hay en mí camino de perversidad,
Y guíame en el camino eterno.

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